martes, 29 de junio de 2010

Marx y la alineacion

La herencia de Marx es hegeliana. Va a tomar de Hegel la dialéctica y va a desechar el idealismo. Lo que Hegel introduce de novedoso es considerar que la historia no es un caos, que tiene un sentido racional, y ve en la historia una manifestación de Dios en el mundo humano que va evolucionando y que es, al mismo tiempo, la forma en que Dios se conoce a sí mismo a través de los hombres. El desarrollo histórico sería básicamente cultural, se daría en el arte, en la religión y en la filosofía, y la estructura económica sería un mero sostén de este desarrollo. Además para Hegel el hombre es un ser libre y esa libertad se exterioriza en la forma de propiedad privada.


Marx va a decir que el sistema de Hegel es completo desde el punto de vista teórico. Hegel pretende haber resuelto todas las contradicciones de la realidad, e incluso de la realidad social. Hegel pensaba que la historia había llegado a su fin, pero Marx sostiene que esto no es así, porque el hombre es un ser histórico, porque si la historia ya hubiera acabado no habría hombres. Además hay un elemento de la realidad que se contradice con las afirmaciones de Hegel, ese elemento es el proletariado, porque el proletariado no tiene propiedad privada, o sea que para Hegel sus integrantes son hombres que no son hombres, puesto que la propiedad es la forma exterior de la libertad. Además, el proletariado no tiene acceso a la cultura, que es para Hegel lo característico del espíritu humano. Frente a Hegel, Marx propone analizar al hombre de carne y hueso, al hombre concreto en sus relaciones con los otros hombres y con la naturaleza.
Marx va a decir que la esencia del hombre es el trabajo, entendiendo el trabajo como la capacidad que tiene el hombre de producirse a sí mismo. A diferencia de los animales, que se adaptan al medio, el hombre modifica el medio adaptándolo a sus intereses, pero al hacer esto modifica sus condiciones de vida, con lo cual se modifica él mismo. El hombre, dice Marx, crea las condiciones de su propia vida. Además el trabajo humano se diferencia del animal en que es un trabajo libre, o sea entre la necesidad y su satisfacción el hombre interpone la idea, un proyecto cuya realización se vuelve más importante para él que la satisfacción de la necesidad.
El trabajo, dice Marx, es una objetivación, es realizar en el mundo objetivo la propia idea y de esa forma verse reflejado en la realidad, lo cual es una manera de humanizar la naturaleza. Para Marx el hombre es un animal genérico, lo cual significa tres cosas:
a) La idea que se hace de aquello que va a producir, es una idea general que agrupa a varios objetos en un mismo género, por ejemplo: mesa, silla, etc.
b) El hombre trabaja junto con otros hombres, la división del trabajo hace que este sea colectivo.
c) Lo que el hombre produce lo hace para toda la humanidad, a diferencia del animal que trabaja sólo para él y sus crías.

Cuando el trabajo deja de ser un fin en sí mismo y se convierte en un medio para satisfacer necesidades, eso que es la esencia del hombre es sentida como algo ajeno, impuesto por la necesidad, y en vez de trabajo libre se vuelve trabajo alienado.

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